Me cuesta creer que mi habitación está vacía, siento que ya no pertenezco ahí. El sólo pensar que en dos días alguien distinto va a dormir ahí, me rompe el corazón pero, esa es otra verdad que debo agregar a mi lista de realidades.
Se me había olvidado la sensación de hacer maletas, ese momento en el que decides meter toda una vida en un espacio tan pequeño, donde se siente acorralada e incómoda. ¿Qué pasa cuando esa vida no quiere entrar? ¿La obligamos? Sí. La vida se basa en obligaciones, es entonces cuando después de un tiempo, la vida se ajusta a esa maleta.
Dos días y comienza julio, serán solo 27 días para mi gran partida y otro cambio, otra cultura y otro idioma. Solo puedo decir una sola palabra; tiempo. Sólo esa palabra me impulsa a seguir adelante, ya que dentro de un tiempo volveré a estar con mis seres queridos.
Me acuerdo que una vez describí mi vida como una montaña rusa, tienes momentos de alegría pero tienes muchos bajones, algunos explicables y otros inexplicables. Algunos con adrenalina y otros sin. Hoy me dí cuenta que yo, hace un año estaba en una montaña rusa, hoy estoy en otra y el 27 de julio me montaré en una distinta...
...Lo único que ahora puedo decir es que, estoy mareada.
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