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jueves, 30 de junio de 2011

Niño del pijama de rayas.

Acabo de ver una gran película, se llama "El niño del pijama de rayas"“. Debo admitir que no es la primera vez que la veo, tengo que reconocer que enseña grandes valores y que sobretodo, nos muestra lo bello y la importancia de la inocencia y la amistad.
La inocencia, podría considerarla un sinónimo de niñez. Ya que la inocencia es, no saber, es simplemente, ser niño. Es entonces cuando llega la etapa denominada adolescencia y con la presión social y el interés en el saber, la perdemos. No me parece que esté mal, pero ¿Por qué antes esa inocencia, nos duraba un poquito más? ¿Por qué los tiempos han cambiado tanto? Por ejemplo, hoy en día no consideramos el sexo un tema tabú, de hecho, esta década, una charla de sexo es el equivalente a una conversación sobre comida.
La amistad, es increíble como ese niño, Bruno, entra en el campo de concentración sólo para auxiliar a su amigo. Lo que demuestra que, cuando tienes una verdadera amistad, haces lo que sea para apoyar o ayudar. Aunque creo que en el fondo, Bruno, solo quería estar y sentir cerca a su amigo Shmuel, ya que nunca tuvo la oportunidad de hacerlo.  Tengo que reconocer que las amistades que tuvimos a los 8 años no se parecen en nada a las que tenemos ahora, y las que tendremos en 20 años no se parecerán en nada a las de hoy. Ya que vamos creciendo y madurando, vamos viendo la vida desde distintas perspectivas hasta que finalmente escogemos una y es así como ya, no cambias nunca más.

Al terminar de ver esta película, una catorceañera decide sentarse a escribir unas críticas, mientras que espera que su madre llegue... A pesar del calor veraniego que le abruma en un pequeño piso. Esta decide olvidarlo y deleitarse con el olor de playa que inunda sus fosas nasales…


…Esa soy yo.

miércoles, 29 de junio de 2011

Dos días

Faltan dos días para una gran mudanza, me voy de una casa en la que he vivido grandes momentos conmigo misma. En esta experimenté un primer otoño, un primer invierno y una primavera, son tres etapas, tres momentos y tres experiencias, cada una con sus ventajas y desventajas.
Me cuesta creer que mi habitación está vacía, siento que ya no pertenezco ahí. El sólo pensar que en dos días alguien distinto va a dormir ahí, me rompe el corazón pero, esa es otra verdad que debo agregar a mi lista de realidades.
Se me había olvidado la sensación de hacer maletas, ese momento en el que decides meter toda una vida en un espacio tan pequeño, donde se siente acorralada e incómoda. ¿Qué pasa cuando esa vida no quiere entrar? ¿La obligamos? Sí. La vida se basa en obligaciones, es entonces cuando después de un tiempo, la vida se ajusta a esa maleta.

Dos días y comienza julio, serán solo 27 días para mi gran partida y otro cambio, otra cultura y otro idioma. Solo puedo decir una sola palabra; tiempo. Sólo esa palabra me impulsa a seguir adelante, ya que dentro de un tiempo volveré a estar con mis seres queridos.
Me acuerdo que una vez describí mi vida como una montaña rusa, tienes momentos de alegría pero tienes muchos bajones, algunos explicables y otros inexplicables. Algunos con adrenalina y otros sin. Hoy me dí cuenta que yo, hace un año estaba en una montaña rusa, hoy estoy en otra y el 27 de julio me montaré en una distinta...


...Lo único que ahora puedo decir es que, estoy mareada.

sábado, 25 de junio de 2011

Hogueras, fiestas alicantinas.

Hogueras, fiestas españolas que obviamente nunca había experimentado, cabe destacar que fue una experiencia única; increíbles, divertidas, emocionantes. Se me agotan las palabras para describirlas. Pero las fiestas no lo son todo, ni la música tampoco, son las personas con quien decides disfrutarlas. Es una noche de locura, que sabes que no durará por siempre, pero mientras lo goces será inolvidable.
 Fueron mis primeras Hogueras aquí, y estoy segura de que no serán las últimas. Probablemente no venga en unos años, pero lo que se es que el recuerdo permanecerá en mi siempre, cada canción que oí, me recordará a cada paso de baile que dí.
Momentos como estos, son los que duran, personas como ellas, Cristina y Paula, son reales y especiales, personas que sabes que estarán ahí, no solo para hacer reír, sino para verte y llorar contigo, y es así como aprendes a valorarlas.
Pero se acabaron las Hogueras, y se agota el tiempo y sé que no me alcanzará para todo lo que quiero hacer. ¿Cuántas cosas quiero hacer? Un millón. ¿Quién no quiere hacer cosas?. Pero a diferencia de mi, hay gente que puede, porque tiene un largo período para hacerlo. Para aquellos que no podemos, siempre tenemos la esperanza de que algún día, volveremos a ese sitio y lograremos nuestro objetivo.

miércoles, 22 de junio de 2011

Menos

Mi  estación favorita del año, la primavera, se ha ido, el verano está aquí y aunque más cerca está mi partida, trato de no pensar en ello y disfrutar de cada momento, cada segundo que vivo.
 El lunes, fue el último día que pisé aquel instituto en el que tanto esfuerzo puse, aquel en el que conocí a maravillosas personas que siempre estarán en mi. Allí aprendí muchas cosas que me marcaron para toda la vida, y aunque decimos que cuando vamos al instituto solo estudiamos, no, maduramos, crecemos, entendemos que la vida no es un cuento de hadas y que cada día tenemos que ser más competentes.
Ayer martes me puse a pensar lo rápido que ha pasado este año, esas mañanas en el instituto se han acabado, aquellas clases infinitas clases de matemáticas que en el fondo me gustaban. Parece que fue ayer, que llegué sola y asustada, un 15 de septiembre a un aula en el que todos me miraban extraña y fijamente. Hoy 22 de junio, y tras 10 meses de estudio, me llevo conmigo tres amigas incomparables; Elena, Paula y Cristina.
Tengo miedo, mucho miedo, ¿por qué habría de negarlo? No es fácil, las separaciones duelen, sientes como que algo en el fondo de ti cambia. Es como un cambio de rutina, te acostumbras a hacer algo, y de repente lo dejas de hacer, te molesta y tratas de hacer todo para volver a tu rutina anterior pero sencillamente, no puedes. Es entonces cuando  te das cuenta lo mucho que disfrutabas de tu hábito anterior.

martes, 21 de junio de 2011

Let´s go out.

Un día de fiesta, todo planeado y “ready”, quedas con tus amigas y decides vestirte y maquillarte lo mejor posible, no solo para ligar ni mucho menos para dar la mejor impresión de ti. Sino para  sentirte lo mejor posible contigo misma, para sentirte guapa  y segura, para que el momento de llegar al lugar esperado cada línea de delineador que pasaste por tus ojos hayan valido la pena.
Muchas veces siempre hay un inconveniente, para nosotras las chicas; nuestras madres, siempre pendientes de cada paso que das cuando decides ponerte tacones, siempre al tanto de cuánto mide aquella preciosa falda (si es por encima o por debajo de la rodilla) y por supuesto, el escote de la camiseta o “top”, cada una de esas preocupaciones que siempre nuestras madres expresan ante nosotras y que obviamente nos estresa,  o sencillamente, nos saca de nuestras casillas
“¿Acaso siempre tenemos que vestirnos acorde a la opinión de nuestras madres?”
Otro tema de esas fabulosas salidas de fiesta, la hora de llegada. ¿Por qué nunca les importa la hora de salida? Tras gritos, llantos y peleas, siempre saldrá ganando aquella persona que denominamos la autoridad de la casa, padre o madre, usualmente madre. Tras amenazas y preguntas esa persona logra calmarse y ver las cosas con claridad, ¿costará tanto confiar en nosotras, o es que no confían en los cabroncetes que caminan por la calle con un par de bebidas de más?
Cuando sales y te consigues a tus amigas es como si cada segundo que estuviste enojada desapareciera, cada expresión que pudiste haber tenido en la cara se borra y vuelves a tu estado normal, simplemente porque estas tranquila o porque ellas te transmiten esa tranquilidad.
Caminando por la calle, segura de cada paso que das. Solas, pero rodeadas de desconocidos, tres chicas salen en busca baile, esperando alguna que otra llamada de alguien que a veces esperamos y que, lastimosamente nos falla y aunque en el momento moleste, siempre estará aquella amiga optimista que nos impulse a seguir adelante. Ya llega el momento de entrar a un sitio, un poco incómodas al principio pero, ¿quién no se siente incómodo una primera vez?. Al fin cumplimos nuestro objetivo, bailar y disfrutar. Llega el momento de la partida, tarde, cansadas y un poco alegres, nos disponemos a andar hasta la estación, una vez dentro del tram, miradas pentetrantes nos acechaban, pero realmente era lo menos importante… Para acabar, una peli de terror, a pesar de los gritos y del miedo, nada nos quitaba la felicidad de estar juntas, tanto hoy como para siempre.
Tres chicas, tres sonrisas, una amistad.