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domingo, 3 de julio de 2011

Soy vulnerable, ¿y qué?

Un mundo, un mundo con una población de seis mil millones de personas. Un mundo de blancos y negros, homosexuales y heterosexuales, ricos y pobres, flacos y gordos ¿Cuántos conocemos? o mejor dicho, ¿cuántos creemos que conocemos? Tenemos 500 amigos en facebook o en tuenti. Tenemos 1000 seguidores en twitter. ¿Quién es real y quien nos engaña? Todos tienen facetas distintas que no conocemos, cada quien oculta un secreto que nunca sabremos y cada quien tiene una verdad que nunca entederemos.
  Cuando vivimos momentos con alguien, chico o chica, siempre pensamos en el instante más disfrutado y más bonito. Pero lo que deberíamos de pensar, es cuando pasamos por un momento difícil y aunque nos duela, lo superemos, porque sólo así sabremos o identificaremos el interés que tiene el otro en mí. Brotar lágrimas se vuelve una rutina en una ruptura, sientes que el mundo se vuelve diminuto y que nadie existe para quererte, solo tu y ni siquiera. Nos acostumbramos a querer a alguien, nos acostumbramos a creer en alguien, y ¡pluf! cuando menos te lo esperas te defraudan. Tu único recurso es escapar por el camino más fácil; conociéndote y aprendiendo a disfrutar de tu soledad.
   Cuando vivimos esta etapa patética de los 14, 15, 16 y 17 años, en la que todo nos afecta, en la que situamos como prioridad al "desconocido" en vez de a nosotros; en la que simplemente somos niños jugando a ser adultos. Lo peor de esta etapa, es que, lo juzgamos todo y a todos. Criticamos a quien podemos y cuando podemos. Dejamos de ver nuestra falla para ver la del otro, en conclusión, vivimos para el otro.
  Lo peor de todo es que no lo vamos a cambiar, porque está en todos nosotros.
 Pero, es la fase en la que vas seleccionando a esas personas con las que quieres compartir tus experiencias, y esa fase no es para siempre.
  Todos somos vulnerables, sólo que algunos más que otros.

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